Colocones Negros

No sé por qué será -o sí, y es vergonzoso-, pero esta semana santa nos hemos quedado sin plan.

Mmm... siendo sincero, el plan de Semana Santa pintaba muy bien, íbamos a tirarnos dos días a la sierra, a hacer el Salto del Cabrero y la calzada romana de Ubrique así como ir a Grazalema y hacer puenting... un plan demasiado ambicioso para la camada de perros que estamos hechos, que ante la adversidad recurrimos a nuestro parque, a las botellonas y a los porros, como siempre.

El Salto, la calzada romana y la actividad

Pues bien, en teoría había que hacer varias cosas.

Por mi parte, debía pedir libre el viernes para así tener dos noches de acampada; tenía que buscar una caseta recurriendo a mi hermano, y en su defecto, comprándola -total, es sólo dinero-; además, busqué la información de la ruta, tanto en mi cabeza -ya la había hecho- como en internet, para así darles a estos tíos mapas y fotos, y así ilustrarles; también me puse en contacto con Horizón Aventura, la empresa que hace factible la práctica del puenting en la sierra de Grazalema.

Mis compañeros se aseguraban de tener dispuesto un coche, y quedaría a cargo del Vito, ya que el Voltio tras el piñazo -sin consecuencias graves- ahora sólo tiene un cubo de aluminio aparcado en quién sabe qué chatarrero. Pero vamos, él ponía la motivación y la ilusión, como buen chiquillo que es.

Pues todo fue una concatenación de mala suerte, aunque no crea en ella: mi jefe no me dio el día libre, y es más, me dijo que quizás necesitaría que viniese antes el viernes a trabajar, se presumía faena. Mi hermano no me dejó la caseta y me dijo que me comprara una.

Le trasmití todo ésto a los colegas en el bar, y a pesar de las dificultades, el Voltio propuso salir al monte justamente cuando acabo de trabajar, a las 22:30h. En esos momentos, por los vapores del alcohol asentí, lo vi como un desafío, ya que sabía los desniveles que debíamos sortear en la más completa oscuridad, desniveles de rocas sueltas que hacían peligrosa la ascensión incluso de día.

Al día siguiente, al despertar, recordé esa conversación, me llamó el Voltio y le dije rotundamente que no era viable, que alguien podía morir... y para ser un puto nihilista la respuesta me sorprendió a mí mismo... aunque bueno, mirándolo así, temía lo que le pasara a cualquier miembro de la acampada, sinceramente.

Ese cambio de opinión -de colocado a sereno- enturbió aún más los pensamientos del Voltio, y minó más si cabe su ilusión por la escapada. A pesar de las adversidades, seguíamos erre que erre, y quedaba pillar la caseta. Cuando vinieron el Vito y el Voltio a recogerme, su coche rezumaba aceite por delante, por esa-cosa-que-permite-que-el-aire-entre-al-motor. Ya os digo, inservible, es un Supercinco con más de mil años, murió como un verdadero héroe, algo inesperado y puteante, pero qué demonios.

El Voltio se puso negro, incluso creyó que era gafe con los coches, algo que intenté quitarle de la cabeza con razonamientos. Él dijo que como veía que el plan se había ido a la mierda definitivamente, se iría a su pueblo paterno al día siguiente, a Calaña (Huelva).

Ya veía cómo se escindía la "juventud" del grupo, jejeje, y eso significaba que el plan se evaporaba.

Al día siguiente, sorpresa: llaman al timbre de casa cerca de las cinco de la tarde y tacháaaaaaaaaaan aparece el Voltio con la mochila. Me quedo de piedra, no entiendo nada, así que le hago pasar. Me cuenta una movida rara que no escribiré, y la tarde la pasamos bebiendo quintos y viendo Dare Devil en el Bar Las Monedas, quizás el segundo bar más yonqui de todo el pueblo, donde puedes comprar a los parroquianos muergos recién mariscaos o espárragos camperos... productos de la tierra, amos.

Con el Voltio en el pueblo y el Sanchetti también, ¿qué podíamos hacer, más que quedar en el parque para hacer botellona y humar?

...Y esta noche se van los padres del Voltio de casa, con lo que tenemos guarida para hacer lo mismo que en el parque pero viendo pelis frikis, jejejeje. Promete. ;)