Colocones Negros

3:40am. Jueves.

Esta es la primera vez que me para la policía, increíble.

Como nota aclaratoria incluyo que vestía con zapatos, pantalón largo, polo rojo, reloj de 30.000pts. y mis gafas de pasta conduciendo con mi bici del bar a mi casa. Vamos, la pinta de un verdadero yonqui.

Esta noche hace un levante del copón, y vivo EN levante, con lo que el camino a casa desde el centro es en contra de un viento de sesenta kilómetros por hora, calculo. Pues bien, después de varias movidas y dirigirme a mi casa voy en mi bici cogiendo por los caminos que más paran el viento y mi marcha... con tan mala desdicha que al coger por una carretera en contra flecha me cruzo con... tatatachán...



Sigo mi camino como si nada pasara, pero me da tiempo a pensar en lo bien que va el mundo, en lo chulo que es que el único coche con el que te cruzas de madrugada es de nacionales, y que en cualquier momento de apuro puedes recurrir a ellos.

La cosa es que sigo mi camino y sé que tengo un coche detrás mía. Miro hacia delante y estoy a punto de girarme y decirle al conductor que la cosa está chunga, que no hay aparcamiento... y cuando me acerco ya al final de la calle para coger el paso de cebra el chófer pita. Me giro y veo que la policía nacional me ha estado siguiendo unos doscientos metros.

Por supuesto paro y espero a que uno de ellos salga del coche y llegue a mi altura. Al bajarme de la bici doy un camballón, pero lo disimulo. La conversación fue:

Poli malo: Buenas noches -como respuesta a mi saludo- Veo que no lleva luz delantera, y que ha ido conduciendo en contra flecha...
Yop: No señor, no tiene luz... pero iba atento al tráfico. (jejeje, con un litro de gin-tonic en lo alto).
Poli malo: ¿Y es suya esta bicicleta?
Yop: Sí, como ve tiene candado, y aquí tengo las llaves.
Poli malo: ¿Y dónde vive usted?
Yop: Vivo en los chalecitos blancos del final de la calle, enfrente de la rotonda. -El poli asiente reconociendo el lugar, el otro ha parado el motor y está a mi lado al poco tiempo-
Poli malo: ¿Y qué lleva ahí? -Señalando a la alforja que llevo colgada en la bici-
Yop: Nada, bueno... -empiezo a temer el registro- Llevo la camisa del trabajo -La enseño, enseñar dónde trabajas es también una buena baza- y lo demás son Compas -Saco los CDs, me percato que sólo uno de doce no es pirateado-. El poli malo registra la alforja y comprueba que está vacía. Ayudándole a verla saco cuatro folios de papel, y el poli desiste, ve que no me coge.

Despedidas, buenas noches.

Sigo mi camino, menos mal que no me registraron a fondo, ya que en el pantalón tenía un piedrote de hachís del tamaño de dado de tiza de billar. ¡Qué bien viene en estos casos vivir en un chalecito y vestir como una nena! Jajajajajaja

¡Vemos!