Colocones Negros

Buenaaaaaaaas. Os cuento el plan que hemos tenido los colegas y yo este mismo sábado.

A grandes rasgos, la idea que teníamos era coger dos coches, ir a la Sierra de Las Nieves (Málaga) y allí hacer una ruta a pie en la que sólo los más fuertes sobrevivirían. Lo típico: perdernos, reconcomernos la paranoia y cazarnos unos a otros... parecido a la peli Viven pero con más gritos y blasfemias.

Mapa de la Sierra de las Nieves. Click para agrandar

La idea de ir al campo con esta gente me moló desde el principio, hacía tiempo que no salía al monte y la verdad es que ya era hora. Trazando los planes, si quería ir no tenía más cojones que ir sin haber dormido, y una vez de vuelta empalmar con el trabajo. Total, 36 horas sin dormir contando el día de ayer y haciendo siete andando, cinco de coche y dieciséis de trabajo. Pero molaba, qué cojones, así que me apunté.

Voy al grano.

Salimos a las siete de la mañana de Puto Real y tiramos monte a través hasta llegar a Málaga. Pillamos rumbo en Yunquera y nos colamos en el parque natural por la pista forestal. Con cada metro que subíamos más pinsapos aparecían, y el calorcito de la mañana se veía suavizado por las sombras de los árboles. Llegamos a un mirador desde donde comenzaba la ruta y la verdad es que hacía un día estupendo.

La mayoría del camino lo hicimos ascendiendo suavemente junto a las laderas, y desde casi cualquier punto la vista era del carajo. El camino estaba señalizado, y lo seguimos como nuestra razón nos decía... mmm... por eso nos perdimos. Hicimos el carajote de una manera espectacular, ya que en vez de ascender bajamos por otra ladera, y en vez de hacer un recorrido circular hacia arriba, lo que hicimos fue un... un mojón, vamos. Dos horas dando la vuelta sin querer y regresando al mirador desde otro sitio.

Ante tamaña estupidez, el único plan que vimos válido fue ir al puto pueblo de al lao a comer chacinas y a emborracharnos de anís de la comarca.

Burgo, el puto pueblo de al lao

Una vez allí, en vez de ir al bar infecto que había a la entrada del pueblo, dimos unas vueltas para reconocer el lugar y ver si había bares aún más infecciosos. Afortunadamente la variedad de enfermedades era copiosa allí, así que decidimos ir de bar en bar a base de quintos y una ración para todo el grupo (sí, pobre y penoso). Duramos dos bares, de allí bajamos al infecto bar de la entrada y empezamos con los anises y los solysombra.

Horrible, en palabras de un colega, Hoy hemos matado el senderismo.